María Reina de los Profetas
María Reina de los Profetas

María Reina de los Profetas

María Reina de los Profetas

El magnificat, es un canto de alabanza y profecía. Es el cántico que adopta María, haciéndolo suyo.

El profeta, la profeta anuncia y denuncia en nombre de Dios. También canta sus alabanzas y le da gracias. Es la persona de fe que desde una intimidad cómplice con Dios se hace su portavoz en palabras y en obras.

La profecía es un don, un carisma, un ministerio que el Espíritu concede a quien él elige.

María es la primera mujer profeta del Nuevo Testamento. Ella a diferencia de cualquier profeta está conectada por el cordón umbilical, como madre que es, con el Profeta de Profetas, Jesús El Cristo. La Palabra del Padre que se hace uno con nosotros para hablarnos, no como palabra inspirada sino en primera persona y en nombre propio.

María es portadora de esa Palabra, ya no inspirada sino real en su vientre, al tiempo que anticipa con sus labios la centralidad del mensaje del mismo Dios.

La fe de María es adulta. Ella se siente pequeña pero importante en el Plan de Dios. Como importantes somos todos porque el nos hace importantes.

Cuando nuestra fe no es adulta, de forma solapada y con disfraz de humildes nos hacemos los protagonistas en el Plan y Obra de Dios. Es ésta una forma de abortar la Palabra y su mensaje.

La falsa humildad es el nido perfecto de la soberbia.

La humildad es el soporte donde actúa El Poderoso.

El profeta, la profeta se siente libre en su conciencia de dependiente de Dios. La dependencia de Dios hace perder todos los miedos porque Él es su aval.

María es elegida por Dios, es receptora y actora en primera persona, de la Trinidad.

Hija del Padre, fecundada por el Espíritu, madre del Hijo.

María es profeta desde la esperanza. El futuro que anunciaban los profetas, Ella lo anuncia ya como un presente. El que había de venir, ya está en su vientre. Madre e hijo se comunican.

¿Por qué María hace suyo el cántico del magnificat?

Desde que la Palabra es engendrada en su vientre, ella ya descubre el mensaje.

María escucha el mensaje de Dios. Desde que la Palabra es engendrada en su vientre, ella ya descubre el mensaje.

Desde que la Palabra es engendrada en su vientre, ella ya descubre el mensaje.

El Espíritu le desvela el proyecto para el que es elegida. Dios sorprende pero no juega al escondite ni a las adivinanzas. Cuando nos elige, antes nos prepara con todas las consecuencias. Por eso el Sí de María es maduro y pleno.

El magnificat, es un canto que hace suyo el que se siente mínimo ante Dios. Y al tiempo agradecido. 

Así se siente María, así se han sentido todos los profetas.

Así se siente Ana, la profetisa, entre la zona neutral del Antiguo y Nuevo Testamento, que acompaña a Simeón en el Templo. Hace suya la profecía del anciano Simeón, y su mensaje está en no parar de hablar de aquel Niño que Dios le había prometido que no moriría sin verlo.

¿Qué hablaba de aquel Niño? Lo que ella sentía desde la experiencia de Dios. Y todo desde la acción de gracias por ver cumplida la promesa que Dios le había hecho. Así se siente el que sabiéndose nada y vacío es capaz de sentir la cercanía y amor de Dios.

Al igual que Juan el Bautista nos dice: “ yo no soy el Mesías ,sino que he sido enviado delante de él”. “ Él tiene que crecer, y yo tengo que menguar”…

María la Reina de los profetas nos dice: “ haced lo que Él os diga”…

¿Tengo experiencia de Dios? ¿Por que callarla?

Esa experiencia no concuerda con mis obras?…

María Reina de los profetas, ayúdame a discernir el mensaje de la Palabra para poder vivirla.
Reina de los profetas, acompáñame en la travesía del desierto a no tener miedo.
María profeta, que tu seguridad en el Altísimo estimule mi confianza en Él.
María profeta fiel y diligente, que no esperemos razones para ser pan compartido.

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